noviembre 17, 2015
Sonó el pito y los muchachos del Cesar se dejaron caer de rodillas sobre la grama sintética para dar gracias a Dios por la clasificación que acababan de lograr. El técnico, Prescott, caminaba de un lado a otro y también miraba hacia el cielo en agradecimiento al Altísimo por el objetivo alcanzado.
Y a un lado, cerca al camerino y todavía con el rostro bañado en sudor, estaba el causante de esa inmensa alegría de los muchachos venidos de la tierra del vallenato. Era
Javier Barrios, quien poco antes había cobrado el penal que le dio el empate y, de paso, el avance a la semifinal de torneo de fútbol de los Juegos Nacionales.
Pero, contrario a lo que sucedía con sus compañeros, Javier no estaba feliz. Su rostro mostraba un contraste entre alegría, rabia y desconsuelo. Y no era para menos, poco antes de finalizar, el árbitro lo expulsó del partido con una segunda amarilla que le deja por fuera de la semifinal.
“No sé, la falta no fue para amarilla, pero el juez lo decidió así y me dejó por fuera de la semifinal. Él tendrá sus razones para haberlo hecho, las cuales le respeto. Pero esto es duro para mí, es una alegría y una tristeza muy grandes, porque es la primera vez que
Cesar viene a unos Juegos Nacionales, pasamos a la semifinal con un gol mío y, sin embargo, no la puedo jugar. Pero yo sé que hay varios compañeros que me pueden remplazar y confío en que con ellos podamos sacar esto adelante”.
Pero el muchacho no renegó de nadie, ni insultó a nadie. Estaba triste pero al mismo tiempo sentía la alegría de ver a sus compañeros celebrando. “Espero que pasemos a la final y poder jugar ese partido, porque el objetivo nuestro es llevarnos el título”, dijo un poco más calmado.
Y cuando llegó la serenidad, cuando comenzó a entender lo que le había pasado, aceptó hablar del penal que cobró magistralmente para igualar el partido ante
Meta: “Yo llegué tranquilo a cobrar el penal, porque sabía que me tocaba a mí porque así lo tiene establecido el profe. El profe tiene un orden y yo estoy en el primer lugar. Por eso fui a coger el balón de una. Yo sabía de la responsabilidad que en ese momento estaba sobre mis espaldas y no podía fallar. Era todo un departamento pendiente de lo que yo hiciera y eso es grande. Además, para este tipo de cobros me tengo mucha confianza. Gracias a Dios la pude meter”.
Sobre lo que sintió al ver la pelota en la red,
Barrios explicó que “cuando el balón tocó la red por dentro sentí una alegría inmensa. Como le dije, es primera vez que Cesar viene a unos Juegos Nacionales y hacer el gol para ir a la semifinal es algo que no voy a olvidar nunca, es que estamos haciendo historia poco a poco”.
Javier Barrios nació en Valledupar el 26 de julio del 98. Desde los seis años comenzó a jugar al fútbol y ha estado en todos los procesos del fútbol del Cesar. “He jugado en las selecciones de 98 y 97 (años en que nacieron), estuve en un micro ciclo de Selección Colombia Sub 17, con el profesor Camilo Pérez en el 2014, y actualmente estoy con el Deportivo Cali”.
Sobre el fútbol del Cesar dice que “con esta clasificación hemos demostrado que también tenemos importancia en el fútbol colombiano. Lo que pasa es que acá no ven sino a
Antioquia,
Valle y
Bogotá, pero nosotros ya llevamos seis años en un proceso que nos ha permitido ser ya subcampeones nacionales y ahora semifinalista en Juegos”.
Javier se secó un poco el sudor de la cara, dio las gracias y caminó hacia un sitio del estadio donde sus compañeros todavía celebraban. Seguramente que lo que le pasó hoy, aparte del contraste entre la tristeza, la rabia y la alegría, le va a servir mucho para seguir madurando en un deporte en el que tiene mucho futuro, porque si algo sabe, es manejar el balón. Por algo lleva siempre el número 10 a la espalda.
Prensa Coldeportes - Acord
