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Patinaje, medicina y salsa

noviembre 19, 2015
Cuando les hablaron de Líbano, al norte del Tolima, nunca imaginaron que allí iban a encontrar calor humano, un imponente coliseo y el fervor de mucho público que hizo filas interminables para acudir al espectáculo de magia, color y plasticidad, como ellos  lo saben ofrecer.
 
Todo eso impresionó a Javier Buitrago y a Jairo Ortiz después de la primera salida a escena para el patinaje artístico de los Juegos Nacionales. Ambos desde polos opuestos pero inmersos en este mundo de arte y elegancia en el que se convierte noche tras noche esta modalidad.
 
Javier es la figura de Cundinamarca, experimentado, con muchas medallas y eventos en sus 27 años, muchos de ellos en este  mundo fabuloso del patinaje artístico que ya comparte con las nuevas generaciones transmitiéndole conocimientos en clases particulares. Conocimientos que empieza a asimilar otro patinador, venido desde Risaralda, apenas un chico, el más joven de esta disciplina, Jairo Ortiz, quien cambió el mundo de bailarín de salsa por el de patinador artístico.
 
El risaraldense lo hizo porque ama viajar, presentarse en espectáculo, danzar y compenetrarse con la música. El veterano cundinamarqués, dueño de dos medallas, una de oro y otra de bronce en estas justas, dejó pasajeramente la medicina, que avanza en su sexto semestre, para darle paso a las medallas, los trofeos y los honores.
 
Obtuvo plata en los Juegos del 2008 y bronce en 2013. Es campeón suramericano y bronce en panamericanos después de haber llegado hasta el quinto mejor lugar en el mundo y tercero en las copas europeas.
 
Ahora va a preparar la siguiente cita, el mundial del año próximo y le apunta a los Juegos Nacionales de 2019 para luego sí dedicarse a terminar su medicina.

El camino de Ortiz apenas empieza. “Un día los de la liga me vieron bailar y me  dijeron que tenía muchas condiciones para este deporte por mis movimientos, por el dominio y por la sincronización con la música,  postura y definición, entonces empecé a entrenar y aquí estoy, en mis primeros Juegos nacionales, aprendiendo, pues el camino es largo”, reconoce.
 
Ambos, el profesor de Cundinamarca y el prospecto de Risaralda, se fueron de Líbano con la convicción que el patinaje artístico se abre más espacio y sigue creciendo.


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