Renzo Mendoza: “Queremos ser la pareja de oro”

Llevaba tres años jugando baloncesto. No lo hacía mal como poste. Tenía la talla y agilidad para afianzarse, pero otro balón le sedujo más, el de voleibol. La cuestión era hacer deporte, pero sentirse a gusto sobre todo y la malla pudo más que la cesta. Igual no sería la única sorpresa que le depararía esa decisión a Renzo David Mendoza Durán.

Apenas se estrenaba en su nueva disciplina cuando el amor también lo convocó en el maderamen. Melissa Rangel lo cautivó. Con sus 1.94 metros de estatura y todo. Él también tenía lo suyo: le llevaba 11 centímetros. Una relación por todo lo alto que en Ibagué vino a sellarse con oro de por medio.
No, aún no le ha pedido la mano con un anillo como testigo, pero ella ya ganó el campeonato del voleibol femenino de los Juegos Nacionales y él buscará lo propio este viernes, cuando dispute la final en masculino.

“Nos conocimos en el colegio. Yo aún jugaba baloncesto y nos hablábamos, pero lo que nos acercó definitivamente fue este deporte que llevamos ambos en las venas. Ya son tres años y cinco meses juntos”, afirma emocionado Renzo.

Alcanzaron a cruzarse en la capital tolimense. “Apenas pudimos disfrutar de un día y eso es mucho decir porque pues ya estábamos concentrados nosotros en el objetivo de ganar el torneo para Bolívar porque queremos ser la pareja de oro”, destacó el central.

Al voleibol le está muy agradecido este espigado cartagenero de 25 años. Le debe mucho, porque le “ha enseñado muchas cosas, inculcado disciplina y respeto hacia cosas que antes no se les daba la importancia que merecían”.

También sabe que “para ser deportista profesional hay que prepararse académicamente”. Empezó con la ingeniería industrial, pero luego de cuatro semestres entendió que la administración de empresas era la carrera que se acomodaba a sus expectativas. Alcanzó a inscribirse para el primer semestre, pero no ha podido terminarlo por su compromiso con Bolívar.

En todas las determinaciones, siempre ha tenido un aliado: su familia. “Cuando vivía mi padre Renzo, que falleció hace cinco años, él me apoyaba”, recuerda. “Antes jugué béisbol, fútbol, natación, casi un polideportivo y mi madre, Nuri Cecilia, ha sido mi base para continuar en el deporte y salir adelante”.

Es el único varón de la casa. Tiene tres hermanas y sólo una de ellas, Ana Sofía, también le siguió en la estatura y la pasión por la actividad física. “Estudia y juega baloncesto con su universidad en Oklahoma. Está próxima a graduarse y Renzo quiere acompañarla en semejante logro familiar.

Ella lo ha querido tener a su lado, pero el voleibolista, a diferencia de otros, no tiene el sueño americano, más bien europeo. “Me han ofrecido tres veces becas completas en Estados Unidos, pero mi prioridad es jugar profesionalmente”. Y el destino elegido es uno en particular: “Italia u otra liga importante de Europa porque la ilusión es disputar una Champions League”.


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