noviembre 21, 2015
La final del fútbol femenino de los Juegos Nacionales la vivió como si fuera el último partido de su vida. Se sentaba en el banco, luego se ponía en pie, daba indicaciones, pedía consejos. Esos movimientos los repitió una y otra vez en el estadio Manuel Murillo Toro, de Ibagué.
En juego no solo estaba la medalla de oro frente a
Bogotá, era además la consolidación de un trabajo arduo de más de diez meses con una delegación que superó adversidades importantes en las justas.
“Este es el resultado de un trabajo muy duro, con un grupo que se entregó con el alma a este objetivo. Gracias a Dios somos campeones nacionales y vamos por más”, apuntó Gerardo Londoño, director técnico de las antioqueñas.
Durante los 90 minutos de juego fueron varios los sentimientos que experimentó: emoción, preocupación, ansiedad… eso sí, la confianza lo acompañó de principio a fin.
Sonó el pitazo final y el fuerte aguacero que cubría la capital tolimense pasó a un segundo plano. Salió con sus brazos abiertos a abrazar a sus dirigidas. Se llenó de regocijo y se sumergió en uno de los charcos que se hicieron en el gramado tras la incesante lluvia.
Fue una celebración con todo el sentimiento. “Es una bendición trabajar con estas deportistas que hacen parte de una generación muy talentosa de Antioquia”, expresó el orientador con su voz quebrantada.
Londoño, cuyo padre ya falleció, no dudó un segundo en dedicarle este triunfo. “Este título es dedicado a mi papá que está en el cielo. Pienso en él y las cosas me salen muy bien cuando a veces se complican”, apuntó.
Medalla de oro con muchos ingredientes. Título que también tuvo su tinte de suspenso tras un 2-1 final. Se despidieron antioqueñas y bogotanas de las justas deportivas más importantes del país profundamente agradecidas por el recibimiento, el despliegue, el nivel y las experiencias que enriquecieron su profesión y lo más profundo de sus corazones.
Prensa Coldeportes - Acord
