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Reuniones de jefes de misión, la realidad de los Juegos

noviembre 10, 2015
En el Teatro Tolima, ubicado en pleno centro de Ibagué, es común escuchar ovaciones y palmas. Son cientos de obras de todo tipo durante la temporada. Pero este martes, sorprendió la algarabía que se apoderó del salón ubicado en el segundo piso. Era la celebración de un cumpleaños.

“¡Que los cumpla feliz, que los vuelva a cumplir, que los siga cumpliendo, hasta el año 3.000!”, era el coro a muchas voces que retumbaba en el amplio lugar. Así comenzaba la reunión de la organización de los Juegos Nacionales, felicitando a Viviana Delgado, voluntaria que llegó de Bogotá para colaborar en la logística de las justas.

Esa es la segunda parte de una rutina que se repite, por ahora, a diario. La primera empieza a las 7 de la mañana con los jefes de misión de las diferentes delegaciones que compiten en la capital tolimense. Dinámica que se replica igualmente en la sede de Chocó y las demás subsedes.

Un encuentro tan necesario como productivo. Responsables de las distintas áreas de la operación como la médica, técnica, control al dopaje, prensa y logística, toman atenta nota de los requerimientos de los delegados. También hay representación de la alcaldía de Ibagué y de la Policía Nacional.

La puntualidad, antes que un requisito, “es la señal del compromiso que tiene la organización con los Juegos y a su vez una muestra de respeto hacia los jefes de misión de cada ente”, destaca Fabio Ramírez García, director de las justas, quien siempre está en el teatro a las 6:50 de la mañana para 10 minutos después presidir cada reunión.

Ajustes en el traslado de las delegaciones, inquietudes sobre detalles en los escenarios, dudas en la asignación de campos de entrenamiento, sugerencias para la publicación de la medallería en la página web del certamen o indicaciones en protocolos de premiación y para la atención médica de deportistas son los temas más recurrentes.

Luis Alberto Ospina, jefe de misión de Bogotá, resalta el valor de las reuniones al considerarlas “un punto de encuentro entre los jefes con el director de Juegos que es supremamente importante y también el espacio para expresar las dificultades que surgen para que sean solucionadas, ya que es el interés de todos que esta fiesta del deporte nacional salga lo mejor posible”, algo que ratifica la delegada de Risaralda, Sandra Milena Vélez, al asegurar que “se toman todos los correctivos de forma atenta y oportuna, lo cual facilita todo”.

“Estas reuniones de coordinación son vitales para verificar situaciones que se les puedan presentar a las delegaciones o prevenir otras en el tema de la seguridad de los Juegos”, afirma el Coronel Miguel Botia, comandante de la Policía Metropolitana de Ibagué que asiste con frecuencia o nombra a un subalterno en su reemplazo.

Terminada la primera parte, Ramírez García se reúne con todo su equipo de trabajo para analizar los inconvenientes surgidos y buscarles solución inmediata, las cuales serán comunicadas al día siguiente. “Dos palabras son definitivas para que el normal desarrollo de las competencias continúe: escuchar y resolver”, afirma el director.

La experiencia acumulada a nivel organizativo en tantos certámenes, le indica a la cabeza de los Juegos que “la mejor señal de que todo está marchando bien es que las reuniones duren cada vez menos o incluso los propios jefes de misión sugieran que no es necesario hacerlas a diario”.

No abandona el lugar sin cerciorarse de que cada quien se ocupe de solucionar lo de cada área. Confirma con Pilar Garzón, de Juegos y Eventos de Coldeportes, que todo se haya apuntado al pie de la letra y cada despedida siempre termina en invitación: “Vamos bien, pero ahora es cuando más debemos trabajar duro para estar mejor”.


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